Interviewed by the magazine, article avaiable in PDF in this link:
Nicolas de la Plaza
Thursday, June 5, 2014
Fracking estables y fracking previsibles
Published in Independencia Energetica
La última visita de Poneman, Secretario de Energía de Estados Unidos, a Vaca Muerta fue una especie de bendición papal al desarrollo del Shale en Argentina. Pero como toda bendición papal (tan de moda hoy), siempre esta la felicitación, la aprobación y luego la advertencia de no desviarse del camino. Y Poneman aprobó el desarrollo de la zona, felicitó por la tecnología usada (no esperada), pero advirtió que el gobierno o los gobiernos que van a ser responsables de este desarrollo tienen que ser “estables y previsibles”.
Estabilidad y previsibilidad son dos requerimientos para cualquier camino a un objetivo. Desde la planificación de la vida de uno mismo, pasando por la construcción de un emprendimiento comercial, hasta para formar un nuevo partido marxista-leninista. El progresismo de estos años decidió llamar malas palabras a los preceptos “estabilidad y previsibilidad”, los vinculan al neoliberalismo, a la pobreza, a los males del capitalismo. Algo así como que, si tenes un gobierno “estable y previsible”, siginifica que vas a ajustar las cuentas y condenar a la mayoría de la población abajo de la línea de pobreza. Y eso es una locura.
Corea del Norte y Cuba son gobiernos previsibles y, de alguna manera, estables. Previsibilidad es saber que, si te corres del camino, viene una consecuencia. Estabilidad es promover herramientas para que no te tire abajo un golpe, sea militar o civil como el que le organizaron Alfonsin y Duhalde a Fernando De la Rua. A Cuba y a Corea del Norte, no muy capitalistas, no los bajó nadie y su población sabe que si no vive ”previsiblemente” esta condenada a la cárcel o al fusilamiento.
El ejemplo extremo de las últimas experiencias marxistas totalitarias existentes, estables y previsibles las dos, serviría de ejemplo para acallar las voces inquisidoras del progresismo argentino. Pero todos sabemos que no alcanza. El progresismo argentino se opone al progreso, es un oxímoron real. No soporta la idea de un país civilizado, exitoso y prospero dentro de las actuales reglas mundiales que rigen al mundo, las reglas del capital y del liberalismo económico. Se repliega y ataca, traba, levanta el dedo, se enfrentan (en voz baja y a escondidas) incluso con los que le dan de comer como este gobierno. En definitiva, insisten en el hecho de que si Argentina puede despegar, una vez más, por sus recursos naturales, que lo haga dentro de un sistema socializado o que no despegue.
Poneman no pide un acuerdo usurero con el FBI, ni que se le paguen a los fondos buitres, ni que se dolarice, pide “estabilidad y previsibilidad”. Pide sin pedirlo expresamente que, el que venga en el 2015, abandone sus proclamas anti petróleo que ya varios empiezan a esbozar y que se arme algún tipo de consenso sobre que oponerse a la independencia energética argentina es descabellado, es anti toda ideología que se quiera desplegar, es antipatriótica en algún sentido y, por sobre todo, es anti “progreso”.
Previsibilidad es un plan de desarrollo a 50 años, aunque nos gobiernen los peronistas, Tinelli, los radicales, los comunistas, los del Partido de la Red o los marcianos. Y en 50 años sentar las reglas de desarrollo económico perpetuas.
Estabilidad es no tener un 50% de inflación anual, ni que los gobiernos sean derrocados por opositores o huelgas.
Poneman es previsible pidiendo previsibilidad, porque es más claro que el agua que es lo que Argentina necesita.
*Abogado, Universidad de Buenos Aires y Master en Derecho del Petróleo en The University of Oklahoma (@ziberial)
Thursday, April 10, 2014
Wednesday, March 19, 2014
Interview on Radio La Red (Vaca Muerta - Neuquen)
http://radiocut.fm/audiocut/ziberial-en-radio-la-red-de-neuquen/
Wednesday, March 12, 2014
Una nueva gepolítica debajo de Vaca Muerta.
Published in Bastion Digital and Independencia Energetica
Con las reservas de Vaca Muerta, el país puede ofrecer algo que nunca tuvo: bajos costos productivos. Podremos vender gas barato a cambio de mercados enteros de otros países. Esto significa: no me pagues el gas, comprá mis tractores. El gas genera menos cantidades de dinero pero más decisión, poder, largo plazo, y expansión.
Las reservas de gas "probadas" (puede haber mucho más) en Vaca Muerta son 9.000.000.000.000 de metros cúbicos, algo así como 9 millones de millones (ó 9 trillones según el uso norteamericano) y se consumen (datos 2012) unos 45 mil millones de metros cúbicos por año, lo que me da una monstruosa cifra (que chequee varias veces dándole golpecitos a la calculadora) de 200 años de provisión de gas solo desde Vaca Muerta. Como no soy muy ducho con las matemáticas invito a hacer la cuenta: 9.000.000.000.000 dividido 45.000.000.000. A mi me da eso.
Parece una locura pero, merecidamente o no, estamos hablando de la tercera reserva mundial de shale gas mundial, que duerme en un país que bajo parámetros demográficos mundiales, está casi desierto.
El gas natural, además del GNC para autos, sirve para producir energía, una cuestión al menos complicada en los últimos tiempos. Pero el gas también se usa básicamente para calentar, derretir, contraer, condensar, secar. Hablamos de un abanico enorme que va desde el tratamiento de aceros para una automotriz, pasando por el secado extremo que necesita el cableado de alta tensión, hasta para condensar en la fabricación de cerveza. Y el consumo humano. Claro.
Fuera de su uso cuasi ilimitado, tenemos que entender todos que no solo sería una revolución productiva (que son dos lindísimas palabras cuando van juntas) en el sentido de transformar la matriz productiva argentina para siempre y sin marcha atrás, sino que ante el mundo estaríamos ofreciendo algo en lo que nunca Argentina fue muy interesante: bajos costos productivos. Resulta ser que el gas es baratísimo y si abunda, es fiesta.
Vamos al lado estratégico, Argentina hoy produce 33.000.000.000 metros cúbicos y consume 45.000.000.000, el resto se importa de nuestros hermanos nuestroamericanos de Bolivia al precio escandaloso de 10 dólares el metro cúbico, mientras que en Estados Unidos vale 2 dólares. Argentina, si sigue recibiendo ofertas de inversiones a partir del acuerdo con Repsol, puede posicionarse como un gigante en la región, vendiendo gas barato a cambio de mercados enteros de otros países. Esto significa: no me pagues el gas, comprá mis tractores. Sin siquiera nombrar la producción petrolera, el gas genera menos cantidades de dinero pero más geopolítica, decisión, poder, largo plazo, en definitiva expansión.
Cuando he hablado del tema y de las posibilidades impensadas de Argentina, en contraposición se me presenta el calentamiento global. Es impresionante esta terrible cultura de desconfiar ante el desarrollo. Trataré de ser breve:
- Cuando el gas se quema (sea para un hornalla o para el horno de una refinería) ¿aporta al "calentamiento global"? La respuesta es: Si.
¿Debería importar, dada la trascendencia industrial de Argentina a nivel mundial? La respuesta es: No. Claro que no.
¿Cual sería la prioridad de Argentina? ¿No desarrollarse para no contribuir al calentamiento global? ¿O crecer de una vez como nunca hemos soñado?
Mi respuesta es crecer, desarrollarse y si hay que equilibrar por las emisiones industriales argentinas - algo que lamentablemente nunca fue un problema para nosotros - plantemos arbolitos por todos lados, como hizo San Luis. Y a brindar.
¿Nadie quiere que Argentina produzca energía?
Published in Bastion Digital
Si hoy todas las fuerzas políticas, salvo la que administra el Estado, se oponen a que Argentina tenga un desarrollo energético que puede catapultar al país a ser una potencia ¿esto quiere decir que el argentino medio no quiere que exista producción petrolera? ¿Argentina es un país con habitantes que no quieren energía?
Criticar que un Estado paga la indemnización de una expropiación es en términos generales (no argentinos) casi un chiste. Pero dentro de la burbuja de pensamiento descabellada que aflige a Argentina, parecería un escandalo.
En estos días rarísimos para la política y específicamente en el tema energía, tenemos casos de posiciones increíbles. Por ejemplo, el PRO de Tandil, en alianza con la UCR y el massismo, lograron declarar a Tandil "Zona Libre de Fracking" en el Consejo Deliberante. Una zona en la que no hubo y no hay ni una gota de petróleo.
Es decir que el PRO, que hoy sería la única alternativa "no de izquierda" en todo el mapa político, se estaría oponiendo a que Argentina tenga un desarrollo energético ¿Exagerado? No. La explotación de crudo a través del fracking es la única forma de que Argentina no se convierta en un país importador. En un Uruguay. Las reservas argentinas no convencionales (las de toda la vida, las que se explotan sin fracking, las que según Pino Solanas no contaminan...) tienen como máximo 30 años de vida. Siendo generoso.
Pero el PRO se opone. Si bien dentro del partido esta posición anti-producción petrolera no está generalizada (rescato a Miguel Braun y a Federico Sturzenegger con notas a favor del desarrollo energético), el gobierno de la ciudad nombró como funcionario de la ciudad de Buenos Aires a Juan Carlos Villalonga, el ex presidente de Greenpeace. Grenpeace, un mix de ideología colectivista, ataques quirúrgicos a ciertas compañías en desmedro de otras, lobby periodístico (desde mi nota sobre Camila Speziale en Infobae y luego de bajarla y subirla dos veces, nunca volvieron a aceptarme una nota en ese diario), es la punta política en el PRO en energía. Una política energética medievalista, como la de Pino Solanas o Lozano.
Todo esto lleva a una pregunta: Si hoy todas las fuerzas políticas, salvo la que administra el Estado (y hay que decirlo, lo siento), se oponen a que Argentina tenga un desarrollo energético que puede catapultar al país a ser una potencia real en unos años, ¿esto quiere decir que el argentino medio no quiere que exista producción petrolera? Si lo que paga electoralmente en el 2015 es oponerse a la producción petrolera, ¿entonces Argentina es un país con habitantes que no quieren energía?
Respecto al pago a Repsol, anotar:
- Cuando en los '90 se privatizó YPF el barril de petróleo costaba 23 dólares. Hoy está a un promedio de 105 dólares
- Cuando se decidió la privatización en 1992, el rojo de YPF eran de U$S700 millones de dólares anuales (unos 3.000 de hoy)
- Cuando se decidió la expropiación de YPF (hasta ayer era una confiscación), el patrimonio neto de la empresa eran U$S4.500 millones (12 de activo, 8 de pasivo). Se pagarán U$S5.000 millones. Está bien.
- En Estados Unidos durante todos los '80 y parte de los '90 quedaron en pie el 10% de las empresas petroleras que existían en la década de los '70. Hoy se triplicaron.
- Las empresas norteamericanas cerraban porque el valor del barril no alcanzaba ni para pagar el sueldo de las recepcionistas. En YPF pasaba lo mismo.
- Menem desarrolló la única privatización del subsuelo de un país. Salvo Estados Unidos que siempre fue privado, es el único caso del mundo. Polémico, pero no dejó de ser audaz.
- Con Repsol nunca hubo desabastecimiento grave de nafta y los precios, a pesar de incrementos y quejas, siempre se mantuvieron en un promedio normal respecto a los precios globales (más bajos que en Uruguay que no tiene petróleo y más caros que en Venezuela que flota en petróleo).
Con el descubrimiento de Vaca Muerta, Argentina se convirtió en la tercera reserva petrolera (shale) del mundo ¿Tenía que volver al Estado? Creo que sí, aunque el ideal es el sistema norteamericano. Pero si el argentino medio se opone al fracking porque le cree al documental de la canilla que tira fuego, estaríamos a 500 mil años luz de pasar a un sistema donde el subsuelo es propiedad en línea recta hacia abajo del dueño de la superficie. Como es en Estados Unidos.
¿Tenía el Estado argentino que pagar indemnización por la expropiación? Claro. ¿Qué somos? ¿Comunistas?
Otra oportunidad perdida.
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Todo lo bueno que representó el acuerdo entre YPF y Chevron por Vaca Muerta, se desmaterializó con el ataque de la conducción económica del gobierno a la petrolera Shell, al acusarla de ser la responsable de la devaluación de la moneda. Por esto es que Argentina sigue siendo inviable en inversión energética.
En este artículo de hace casi 6 meses decía que el arreglo de Chevron era bueno porque había primado la posición de los "oilmen" de Galuccio sobre los "científicos" sociales del Conicet del sector de Kicillof, en la idea de abrir la compañía a compañías extranjeras capaces de hacer fracking y de alguna forma normalizarla, después de una confiscación ilegal y torpe.
En retirada del petróleo y bienvenidos en el ministerio de Economía (además de una red enquistada en todos los ministerios), los muchachos de Kicillof comenzaron a manejar la economía del país, con resultados a la vista que no tocaré en profundidad en este artículo, porque sólo me interesa un punto: el ataque a Shell.
Juan José Aranguren, presidente de Shell hace ya unos cuantos años, fue el único empresario argentino que defendió su compañía ante las amenazas del partido estatal. De alguna forma, Aranguren siempre se ató a un criterio de lógica empresarial absolutamente simple, básica y normal en cualquier parte del mundo: no dejar que el Estado se meta a dirigir los números de tu empresa. Algo inentendible inclusive en el primer nestorismo, que intentaba imponer la lógica política de pueblucho desértico santacruceño que luego, finalmente, los argentinos asimilaron y votaron. Varias veces.
Entonces, Shell siempre fue una espina, porque no se bajaba los pantalones. Diez años después Aranguren sigue ahí. La espina.
Debido a una emisión sin control y sin ningún tipo de intención de pararla, porque seria "volver a la década del 90" (como si esta década hubiera sido mejor...), y las corridas, las alzas de precios, el freno de la producción, el kicillofismo decidió que la inflación es culpa del deseo desmedido de plusvalía del pequeño burgués, tal como se enseña todavía, e increíblemente, en la mayoría de las cátedras de la UBA. En estos pequeños detalles está la explicación de estos grandes desastres que aparentemente sólo en Argentina pasan.
Entonces el kicillofismo siguiendo la lógica vio dos oportunidades: una, aplacar a las fieras acusando de golpista a un viejo enemigo, pero la otra fue un palito a su compañero Galuccio.
Que por una devaluación del 40% (o ya no sé) en un par de días se acuse a una de las pocas petroleras (si no la única) que quedan en el país en un contexto de búsqueda de inversiones energéticas extranjeras, no tiene ni el más mínimo sentido si no es dentro de una guerrita interna.
En YPF, el directorio (kirchnerista) se le reía en la cara al pobre Axel cuando intentaba imitar a Moreno golpeando la mesa, como se le reía en la cara la misma Cámpora cuando empezaba a gritar porque a nadie le interesaba lo que decía. En aquellos tiempos sólo Ivan Heyn podía opinar de economía en la agrupación. O al menos, era el único al que se le entendía lo que decía.
La idea que una devaluación del 40% en unas horas fue culpa de una petrolera que compro 2 millones de dólares da la pauta de que lamentablemente Argentina sigue siendo inviable en inversión energética. Por motivos absolutamente ideológicos de su Estado, que ve al progreso dentro del capitalismo como una aberración. Por eso lo frena.
Incluso el camporismo, preso de ataques de pánico y sin ninguna guía de alguien que esté "más arriba" que ellos, piensa que el ataque financiero de Shell fue un plan sistemático para "tapar el plan PROGRESAR", el plan para que los chicos se anoten en una escuela y cobren 50 dólares por mes para invitarle un helado a la novia.
La conclusión es que el ataque a Shell volvió a YPF, y lo digo con profundo dolor, a niveles de confiabilidad previos al acuerdo con Chevron. Y Argentina, durante ese buen acuerdo, ya tenia vedada la posibilidad de segundas chances.
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